Palabras de bienvenida a un
Aprendiz de su 2º Vigilante
Es un honor y una alegría para mí, poder
añadir unas palabras de bienvenida a las del H:. Orador y guiar tus primeros
pasos entre nosotros. Has elegido unirte a nosotros trayendo tu vida entre las
manos. Aceptamos la ofrenda con agradecimiento, sabiendo que sus matices,
únicos, iluminarán la obra que nos une. En contrapartida, te ofrecemos las
nuestras, con la esperanza de que te sirvan para consolidar la trama de tu futuro….
Ahora, déjame contarte la obra para la que
trabajamos todos en el Derecho Humano, y toda la Masonería del mundo, más allá
de los tiempos y por encima de nuestras diferencias.
Déjame describirte nuestro Taller y los
lugares que están alrededor, para que puedas encontrarlo fácilmente. Te voy a
hablar del templo que construimos, del manejo de nuestras herramientas y
nuestros métodos, para que tu trabajo sea fructífero.
Nuestro Trabajo está situado un poco
alejado de una gran cantera, fuera de los lugares comunes. Lo reconocerás
fácilmente por las sorpresas y los descubrimientos que decoran sus muros. Está
realizado de sueños buenos y sólidos. Su tejado, hecho enteramente de
discernimiento, nos protege de las tempestades de ilusiones que son muy
frecuentes en nuestras latitudes. Hay un jardín donde florece la sinceridad y
donde, alguna vez, viene a nutrirse el ansia de superación. Un poco más lejos,
en la playa, la arena se deja pulir día a día, bajo nuestras miradas, por el
vaivén del agua que borra las huellas dejadas por la confusión y la violencia
de un mundo caótico.
Aquí, todo se expresa por metáforas, no
para proteger secreto alguno, sino para evitar dejarse engañar por las
múltiples interpretaciones que es posible dar a las palabras, para romper la
argolla que el pensamiento lógico impone a la expresión del corazón y para
servir para el desarrollo de la intuición.
Así pues, trabajamos para edificar un
Templo, como hicieron los constructores de catedrales. Incluso si alguien lo
concibe a su manera, representa sin embargo la obra de la vida. Hay una
forma y una función. Cada uno de
sus elementos arquitecturales, cimientos, muros, bóveda y flechas, representa
una dimensión de la realidad humana, instinto, emoción, pensamiento y
espiritualidad. Y al igual que ocurre en nosotros mismos, cada elemento se
apoya en el precedente para asegurar el equilibrio del edificio. El cuidado con
el que se ha realizado la construcción, contribuye a la armonía del conjunto.
Se dice que las buenas herramientas hacen
bueno el trabajo. Las de nuestros constructores, pueden parecer rudimentarias
hoy día, pero permiten un contacto directo con la materia. Una vez dominadas,
llegan a ser una extensión de la mano del artesano por la que percibe la
calidad de la materia a trabajar y por la que impone su voluntad para darle
forma. Verás que ocurre lo mismo con las herramientas simbólicas que
utilizamos. Cada una corresponde a una tarea. Cada una sirve tanto para la
interpretación como para la expresión.
Las herramientas y su manejo no son
suficientes, puesto que se trata de edificar una catedral. Se necesita
conocimiento y organización, es necesario un método, una regla. Nuestros
conocimientos se transmiten por iniciación y nuestro método se denomina ritual.
Desde hace siglos, bajo la dirección del arquitecto, los aprendices preparan la
materia, los compañeros velan por el ensamblaje y después por la ornamentación
del edificio y los maestros trazan los planos. Los compañeros no podrían montar
los muros si las piedras no estuvieran bien talladas y los planos de los
maestros no serían más que vanas quimeras sin el rigor del ensamblaje y la
precisión de la talla.
He aquí, en algunas palabras, toda la
alegoría masónica. El templo, es a la vez la realización del potencial del
individuo y el desarrollo del conjunto de la humanidad. Los materiales de los
que está hecho, son libertad, igualdad y fraternidad. Las herramientas son los
instrumentos filosóficos con los que moldeamos la materia y medimos la
cualidad. El ritual es el método de trabajo y la regla que nos imponemos, nos
define como grupo.
Llega ya el tiempo de que calle. Después
de todo, mis palabras no tienen importancia, sólo cuentan tus impresiones y las
imágenes que espero haberte sugerido.
El tiempo para que comiences tu trabajo de
Aprendiz se aproxima. Posees ahora todos los conocimientos requeridos.
Recuerda, la piedra bruta a tallar y
pulir. ¿Qué deseas emprender sobre ti mismo?
Para este trabajo, te ofrecemos el cincel,
el mallete y la perpendicular. ¿Cómo los utilizarás?
Este trabajo lo llevarás a cabo en el
silencio, silencio de la palabra y silencio del diálogo interior. El silencio
es propicio a la escucha y favorece la tolerancia que permite ir más allá de
las palabras para aprehender el sentido.
Te agradezco haberme dado tus primeros
instantes de silencio. Descubrirás que el don del silencio es la principal
contribución que cada Masón aporta a la obra colectiva emprendida en Tenida.
Este silencio es un joyero en el que
depositamos nuestras piedras, pulidas como las perlas depositadas en la orilla
por el incesante trabajo del océano.
He dicho
J. L. F.
R.·.L.·.n° 1833 Or.·. de Montréal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario