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sábado, 30 de junio de 2012

Basilio y Pablo

Una ceremonia para el recuerdo
Basilio Marín y Pablo Campos.                                                 Photo: M. Baena 1997.
El pasado miércoles, la Logia Constancia celebró la ceremonia del Recuerdo en honor de su querido hermano recientemente fallecido: Basilio Marín Ferrer, hijo del también hermano  Manuel Marín Sancho, a quien recordábamos en estas páginas hace unos días.

Basilio Marín, fue uno de los pioneros en la Masonería Española después de la dictadura. Iniciado en la G.L.S.E. (Gran Logia Simbólica Española) en 1986, siendo el presidente de su primera Logia en Zaragoza: Salduie.
Diversos avatares extinguieron la luz de ese Taller, ingresando como miembro fundador de la Logia Constancia, que a su vez se integró en Le Droit Humain en 1995.
Venerable Maestro de la Logia en dos ocasiones, fue un trabajador perseverante; una persona de exquisita educación y gran cultura masónica.
Acompañados de familiares y amigos, rendimos cumplido homenaje a este librepensador, cuyo recuerdo permanecerá imborrable para todos nosotros.

Esperemos.
Esperemos en confianza.
Esperemos en confianza y serenidad.


A continuación un trabajo de Juan de Lanuza (nombre simbólico),  sobre la creación de la Logia Constancia. Como anécdota, decir que fue leído en el momento  que la foto ilustra (2006).


No es fácil condensar en una breve plancha todos, o la mayor parte de los recuerdos que se agolpan en la memoria de cuando un grupo de M.·. M.·. decidimos constituirnos en una R.·. L.·., por supuesto “salvaje”, pues no habíamos optado todavía en acogernos a los auspicios de una determinada Obediencia. Como otros HH.·. pueden narrar otras vivencias o anécdotas de aquellos ya lejanos tiempos, he preferido relatar una faceta que en aquel entonces considerábamos de suma importancia.
Durante la etapa de R.·. Triángulo practicábamos un Ritual bastante aproximado al del R.·. E.·. A.·. y A.·., con modificaciones sustanciales respecto a quienes lo habíamos practicado en un pasado próximo anterior; en la nueva singladura de R.·. L.·. estimamos adecuado mantener y practicar el que hasta entonces habíamos utilizado, quedando a la expectativa de usar el que determinase la Obediencia a la que nos afiliáramos.
No obstante, como “para andar por casa”, creímos imprescindible darnos una norma de funcionamiento interno con la especificación de derechos y deberes, así como pautas a seguir en determinadas situaciones. De ahí surgió la idea de elaborar y posterior redacción de lo que dimos en llamar “REGLA INTERIOR” de la R.·. L.·. Constancia.
Cada uno de nosotros aportamos, según nuestro leal saber y entender, nuestros conocimientos anteriores par dar forma coherente y precisa a la normativa por la que voluntariamente debíamos regirnos. Fue éste, un tiempo de gran entusiasmo, con reuniones casi diarias en el estudio del Q.·. H.·. Paracelso, con debates correctos y amistosos sobre qué debíamos incluir, qué no sería procedente y quienes deberían figurar en la firma del documento original. Se decidió que todos debíamos estampar nuestra rúbrica, puesto que todos éramos Maestros Masones y todos desempeñábamos alguna Oficialía en el nuevo organigrama. Así se hizo, aunque lamentablemente falta alguna firma y especialmente, alguien que ya no está entre nosotros y que nos aguarda en el Oriente Eterno.
Esta es, V.·. Mª.·. y QQ.·. HH.·. y HHª.·. un retazo de la pequeña historia del proceso de creación de la que hoy es nuestra R.·. L.·. Constancia, de la que podemos sentirnos orgullosos tanto los que vivimos aquellos avatares, como los que ahora adornáis nuestro Taller.

He dicho.
Juan de Lanuza .·.

O.·.  de Zaragoza, a 8 de Junio de 2006. (e.·.v.·.) 





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