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jueves, 1 de noviembre de 2012

Voltaire

Figura arquetípica e hijo de la Ilustración por excelencia, François Marie Arouet, es el último de los cinco hijos de una familia acomodada y emparentado por parte de madre con la nobleza; nace en París un 21 de noviembre de 1694.
Voltaire, que con este apelativo ha pasado a la historia, cursa sus primeros estudios en Louis le Grand, colegio que pertenecía a la Compañía de Jesús y que, posiblemente, marcó a lo largo de su vida su conocida aversión a los dogmatismos religiosos, procedentes de cualquier religión, a los fanatismos y a la intolerancia religiosa.
Voltaire, a la edad de 21 años ya revela un pensamiento crítico que manifiesta a través de su pluma; escribe una crítica mordaz sobre la forma de gobernar del Duque de Orleans, que le lleva a su primer encarcelamiento en la Bastilla; pero Voltaire no pierde el tiempo en su encierro, ese año lo dedica a estudiar literatura. 3 años después, -en 1718- Voltaire escribe sobre la tragedia de Edipo y la Henriade, epopeya esta última, que dedica al rey Enrique IV. Obras por las que Voltaire obtuvo un gran éxito; lamentablemente, no puede saborear las “mieles del éxito”, porque una disputa con el noble De Rohan le lleva nuevamente a la Bastilla y después al destierro. Voltaire decide exiliarse en Londres y es allí, dónde conoce a grandes pensadores cómo Locke y Newton. 5 años mas tarde regresa a Francia y escribe sus “Cartas filosóficas”, difundiendo el pensamiento lockiano y científico de Newton.
Si los HH.·. del Taller me lo permiten, me gustaría detenerme y profundizar en estas ideas progresistas que tanto influyeron en el pensamiento de Voltaire, pero antes considero necesario dar unas breves pinceladas sobre el movimiento de la Ilustración para que, así, podamos comprender mejor la realidad histórica y socio-cultural en la que Voltaire desarrolló todo su pensamiento.
La Ilustración es un movimiento que surgió a lo largo del S.XVIII y en un contexto histórico en el que se desataron las revoluciones liberales y burguesas en contra de los poderes reales, de la nobleza y de la iglesia. “El Siglo de las Luces”, como también se ha llamado a la Ilustración, fue un movimiento ideológico, cultural y filosófico, que impregnó a todas las artes, a la creación literaria y a la actividad religiosa. La Ilustración nace en Inglaterra, y es allí dónde Voltaire se impregna de este pensamiento y de su actitud ante la vida.
Osadamente por mi parte, voy a sintetizar el pensamiento de Locke que más tarde difundirá Voltaire:
Locke es considerado como el padre del “Liberalismo”, entendido éste como pensamiento que afirma que los derechos individuales del “hombre” son anteriores y están por encima del Estado. Locke defiende la individualidad del ser humano y de su libre voluntad. Defiende el derecho a la vida, a la seguridad, a las libertades individuales y el derecho a la propiedad. Los derechos individuales y sociales deben  ser dirigidos hacia el bien común. El gobernante debe ser un servidor de la comunidad que actúa para el bien común.
No podemos olvidarnos del contexto histórico, hasta entonces, sólo el rey y la nobleza tenían garantizados esos derechos.
En 1734, Voltaire escribe una de sus obras más famosas: “Cartas filosóficas” en las que acusa al cristianismo de ser el origen de todos los fanatismos dogmáticos. Esta obra es un canto a la tolerancia religiosa y a la libertad de creencias. El resultado de esta obra obliga a Voltaire a huir y refugiarse en el castillo de Émile du Châtelet para evitar una nueva detención. En este periodo, junto con su amante, elabora su nueva obra: “La Filosofía de Newton”. Voltaire es un escritor prolífico, que continúa su periplo escribiendo grandes obras: “Zaire”; “La Muerte de Cesar”; “Mahoma o el Fanatismo” y otras obras de menor éxito. En 1742 tras la prohibición de su obra: Mahoma o el Fanatismo, Voltaire viaja a Berlín dónde es nombrado académico, historiógrafo y Caballero de la Cámara Real; pero Voltaire es ácido en sus críticas y Federico II le expulsa de la corte. Francia, ante la tentativa de Voltaire de volver a su país, le declara persona “non grata” y Voltaire decide instalarse en Ginebra (Suiza). Dura poco tiempo su estancia en el país porque Voltaire adolece de la mentalidad calvinista cuyo mas importante principio es: “El hombre es un ser depravado que sólo el Espíritu de Dios puede salvarle del pecado”.
En 1759 escribe una de sus obras más conocidas: “Cándido o el optimismo”, obra que fue inmediatamente repudiada por los calvinistas.
Ante el rechazo calvinista y temiendo por su vida, Voltaire se traslada a Ferney, un pequeño pueblecito situado en la frontera entre Suiza y Francia, en el que pasó 18 años de su vida. Allí mandó llamar a numerosos artistas y pensadores de toda Europa. Ferney debe a Voltaire su gran esplendor porque sin la ayuda del ilustrado, no se hubieran construido casas, iglesia, castillo y lo más importante, las personas ilustres que habitaron en ellas.
En Ferney escribió Voltaire su “Tratado sobre la Tolerancia” y su “Diccionario Filosófico”.
En 1778, Voltaire vuelve a París y muere ese mismo año.
Voltaire fue durante toda su vida un masón sin mandil: un gran humanista que estudió todas las ramas del saber y que manifestó en todas sus obras. Denunció el poder Real,  de la  Nobleza y de los gobernantes; hablar de Voltaire es hablar de las grandes revoluciones del S.XVIII, de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, también de la Constitución americana… por qué no podemos olvidar que Voltaire era también un gran constitucionalista. Denunció, también, la intolerancia, el fanatismo, y el dogmatismo religioso. Voltaire, con su filosofía, libera al hombre y lo hace dueño de su propio destino y de su progreso gracias a la educación, la ciencia y al cultivo de las artes. Prescinde de Dios y de su intervención divina en todo el universo humano, pero cree en un “Gran Arquitecto del Universo”. Se dice que Voltaire era deísta, es decir: “Dios crea el universo pero no interfiere en él”. Voltaire se embebe de la filosofía lockiana y hace una separación entre iglesia y estado: es un laicista. También cree en una justicia universal en la que el pacto social es beneficioso para todos. Atribuye el papel de  la ética-moral, consistente en adiestrarnos en los principios que nos enseñen a convivir y a respetarlos.   
Por supuesto, Voltaire tiene luces y sombras, pero no voy hablar de las sombras porque me parece tan positivo todo lo que aportó a la humanidad que fijarme en ellas sería cómo el sabio que señala con el dedo a la luna y el tonto mira el dedo. Yo no quiero ser ese tonto.
Voltaire expresó un gran desdén hacia la masonería en su Diccionario Filosófico, pensando que ésta estaba basada en principios rancios y casposos, pero cuál fue su sorpresa al descubrir que mantenía frecuentes conversaciones y correspondencia con hombres que le declararon su pertenencia a la Orden. Cuándo éstos le explicaron el trabajo que realizaban en logia, luchando contra el fanatismo, la intolerancia y la superchería, Voltaire aceptó ser Iniciado. El 7 de marzo de 1778, en la logia Les Neuf Soeurs, Voltaire es Iniciado, aunque debido a su edad no tiene que realizar los Viajes obligados en toda Iniciación. El V.·.M.·. que presidió tan excelso acontecimiento fue Lalande –gran astrónomo de la época-
Tristemente, Voltaire falleció pocos meses después de su Iniciación. Lalande, V.·.M.·. que la había presidido, también presidió la Tenida Fúnebre junto con los HH.·. Franklin y el conde Strogonof. La Columna de la Armonía estaba compuesta por los mejores artistas de París.
Voltaire fue un gran ejemplo de hombre ilustrado y masón. Su legado pervivirá más allá del tiempo y considero que su pensamiento debería ser ejemplo para todos nosotros en esta época tan convulsa que nos ha tocado vivir.
Terminaré la Plancha con una famosa frase que se le atribuye:
“No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”

Mercedes M.·.M.·.

1 comentario:

  1. la frase que atribuyen a voltaire y reza: no comparto lo que dices, pero defendere hasta la muerte tu derecho a decirlo. Es en realidad una frase de Evelyn Beatrice Hall

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